El patchwork consiste en la confección de piezas uniendo trozos de tela de diferentes formas y colores.
El origen del patchwork se remonta a la necesidad de aprovechar la tela sobrante, aunque con el paso del tiempo se ha convertido en un pasatiempo del que disfrutan personas en todo el mundo, tanto hombres como mujeres.
Con esta técnica del patchwork se pueden realizar multitud de creaciones: edredones, colchas, cuadros, muñecos, objetos de decoración, prendas de vestir, bolsos, etc… Es recomentable empezar por trabajos que requieran la unión de pocas piezas (un cuadro o un cojín) para ir cogiendo soltura en la técnica.
El material más recomendable para el patchwork es el algodón, ya que no resbala, no se deshilacha, la trama se deforma menos y es más fácil de penetrar con la aguja, aunque también se utilizan diversos materiales como el raso, satén o terciopelo.
Los pasos básicos para realizar un trabajo de patchwork son:
Materiales necesarios: telas de diferentes colores y/o estampados, agujas de varios tamaños y grosores, hilos, tijeras, dedal, alfileres, lapiceros y rotuladores, papel milimetrado, plástico o cartulina (para las plantillas), entretela adhesiva con la plancha.
Una vez decidido cómo será nuestro trabajo, debemos recortar una plantilla en plástico o cartulina de cada una de las figuras geométricas que incluye el diseño.
Es importante ir planchando suavemente cada grupo que vayamos uniendo, intentando no deformar su forma y marcando bien los dobleces de los dobladillos.
Cuando hayamos cosido todas las piezas de nuestro patchwork, podemos pegarlo con la plancha a una entretela para dar más «cuerpo» al conjunto.
¡Y ya tenemos nuestro patchwork terminado!
En internet podéis encontrar multitud de formas y patrones que os darán ideas para realizar originales trabajos.
¡¡Saca tu costurero y crea fantásticas piezas!!