La adquisición de la habilidad de leer y escribir es un valioso recurso con el cual todo ser humano necesita contar, con la lectura se abre la posibilidad de adentrarse a un mundo de conocimientos en un proceso que comienza en la infancia y solo termina con la muerte de la persona; mientras que la escritura brinda la oportunidad de expresar, compartir y transmitir las ideas y pensamientos.
Por ello, ambos procesos se abordan desde edades muy tempranas; numerosos investigadores han estudiado respecto a la edad ideal en la que puede comenzar a enseñar a los niños a leer y escribir, sin embargo, las teorías al respecto son diversas y contemplan opiniones tan distantes como la de Jean Piaget y Doman; el primero establece que durante la etapa preoperatoria de los dos a los siete años, el niño puede comenzar a utilizar la experiencia sensorial y lingüística adquirida para dar un significado a las representaciones simbólicas conocidas hasta el momento, con lo cual se favorece la lectoescritura. Por su parte, Glenn Doman afirma que, especialmente la lectura, puede aprenderse a la par de la adquisición del lenguaje siendo aún muy pequeños, incluso bebés de meses.
Por ello, aunque parezcan insignificantes actividades tan sencillas como colorear, memorizar una canción, aprender los colores, pintar con los dedos, recortar, pegar, hacer trazos de líneas y figuras, escuchar cuentos, entre otras que se practican con regularidad en la educación inicial, resultan fundamentales para fortalecer las habilidades que el niño necesitará a fin de emprender con éxito la lectoescritura.
Aunado a ello, se debe considerar que aspectos como la memoria visual, la motricidad final, el desarrollo del lenguaje, la capacidad de atención, entre otros que interviene en la lectoescritura, se consolidan con esta primera experiencia de los niños en el preescolar, por lo cual resulta muy importante la experiencia de los mismos en este período; así como la estimulación que los padres y la familia hayan podido brindar a los niños en sus primeros años.
Aprender a leer y escribir es una experiencia única con la que nos familiarizamos en la infancia pero que ejercitamos a lo largo de toda la vida, nos permite expresarnos y al mismo tiempo conocer los pensamientos de los otros; por tanto es válido todo esfuerzo realizado para potenciar de manera positiva las habilidades de los niños en estas áreas; comprendiendo que se trata de un proceso que puede ser rápido y sencillo para algunos pero lento y minucioso para otros. Por lo cual, lejos de apresurar el aprendizaje sería importante incentivar el amor a leer y escribir ávidamente en todas las etapas de la existencia.