La historia de Marruecos lo convierte en un interesante y exótico país con un encanto único que atrae a numerosos visitantes. Su privilegiada posición geográfica en el estrecho de Gibraltar frente a Europa y con costas que dan hacia el Atlántico y el mar Mediterráneo ha hecho que este territorio haya sido objeto constante de luchas entre naciones e imperios en diferentes épocas con el objetivo de dominarle.
Por tanto, Marruecos estuvo bajo la influencia del Imperio Romano, Imperio Bizantino, Portugal, España, Francia, Reino Unido y otros pueblos que otorgado sus respectivos aportes culturales para configurar la compleja diversidad que se evidencia en este país. Asimismo, desde el siglo VII Marruecos asumió el islam como religión oficial lo cual también ha influido poderosamente en su idiosincrasia actual. Hoy en día Marruecos es un país soberano reconocido como un reino independiente con una monarquía constitucional.
Al viajar a este país las variadas opciones paisajistas ofrecen insuperables aventuras para quienes decidan arriesgarse a participar, se puede disfrutar de extensas costas con hermosas playas, antiguas ciudades imperiales llenas de interesantes lugares como palacios, fortalezas y ruinas que dan testimonio de la riqueza histórica del país, pintorescos pueblos con tradición artesanal donde han trabajado por siglos en la elaboración de tapices, alfombras, tejidos coloridos, orfebrería y muchos otros de excelente calidad artesanal que constituyen bonitos y exclusivos recuerdos para los turistas. Además de, impresionantes jardines, edificaciones espectaculares representativas de la característica arquitectura de la cultura arábiga antigua; deliciosos manjares propios de región como: frutos secos, frutas, semillas, carnes aderezadas con las especies típicas de la región, así como otros platos menos más particulares solo para los visitantes más osados que se atreven a probarlos, tales como la carne de camello y la cabeza de oveja. En los lugares públicos como plazas y parques también se puede degustar diferentes platillos al tiempo, se puede apreciar la habilidad de los encantadores de serpientes, contorsionistas, músicos típicos, los tradicionales bazares comerciales donde se pueden encontrar curiosos objetos y mercería elaborada por los artesanos.
Al mismo tiempo, en Marruecos es posible disfrutar del particular paisaje de la cadena montañosa del Alto Atlas, donde se encuentra el pico más elevado del país, superior a los 4000 metros y es visitado constantemente para realizar actividades como: escalada, senderismo, caminatas y en invierno la práctica de deportes de nieve. Sus impresionantes cañones y acantilados han escenario para diversas producciones cinematográficas.
Sin embargo, al visitar Marruecos, los principales lugares a conocer son las llamadas ciudades imperiales, entre las que destacan: Marrakech, que suele ser conocida por su característico color rojo que le dan los edificios de piedra arenisca. La ciudad de Fez, que es considerada el centro cultural y religioso, en el pasado fue capital de la nación y donde se encuentra la universidad más antigua del mundo; además alberga pintorescos callejuelas con tiendas y productos artesanales elaborados en cuero teñido que caracterizan la ciudad, aquí también se encuentran: las tumbas Merenid, el palacio Real y el famoso barrio judío “Mellah”.
La población de Merzouga, se encuentra cercana a los límites con Argelia y desde donde allí se puede visitar espectaculares formaciones de arena que se elevan en dunas de hasta 150 metros, por lo cual, generalmente los turistas realizan paseos en camellos y recorridos nocturnos para observar la gran cantidad de estrellas que solo en el cielo despejado de un paisaje desértico es posible apreciar. Por su parte, la ciudad de Essaouira, es una encantadora población en las costas del mar Atlántico, uno de los destinos preferidos por quienes desean disfrutar de las playas, la calidez de la gente, las artesanías en madera tallada y la llamativa vista de casas blancas. Mientras que, Chefchaouen es conocida por el característico tono azul de sus edificaciones que con el reflejo del sol le dan un hermoso matiz ideal para tomar fotos o simplemente recrear la vista, sus pobladores ofrecen típicas mantas tejidas y hermosas artesanías, es un lugar ideal para el descanso.
Las opciones de alojamiento son variadas y con tarifas para todos los presupuestos. Sin embargo, muchos turistas prefieren el alojamiento en las “Riad” que son típicas casas antiguas de dos o tres plantas con habitaciones alrededor de un jardín central, generalmente decoradas con un estilo marroquí que brinda al visitante un ambiente íntimo y familiar.
Si te hemos inspirado con su exotismo y hemos conseguido despertar tus ganas de viajar te proponemos apuntarte a nuestro viaje cultural Ciudades Imperiales: Marruecos
