“Estampas del camino de María de Prado Herranz”
“Estampas del camino” es el primer poemario de María de Prado Herranz una poetisa de 94 años que hace siete, cumplidos sus 87 años, decidió publicar una recopilación de los versos que había escrito y conservado a lo largo de su vida. Oriunda de Castilla, mostró desde muy temprana edad una facilidad para hacer poemas y gran interés por el estudio, lamentablemente las circunstancias que rodearon su niñez y su posterior juventud no le permitieron realizar el sueño de formarse académicamente y desarrollar su amor por las letras. El estallido de la guerra civil, la mudanza de la familia a San Lorenzo del Escorial, la necesidad de trabajar para suplir las necesidades del hogar y un matrimonio a temprana edad, fueron los hechos que hicieron que la vida de María de Prado tomara un rumbo muy alejado de la poesía.
Entregada a la atención del hogar y a la crianza de los cuatro hijos concebidos en el matrimonio debió dejar de lado las letras; sin embargo, su pasión por los poemas permaneció guardada en su corazón por muchos años, su don para escribir era algo que definitivamente nunca pudo ignorar, de modo que lo hizo parte de su vida cotidiana. Hoy en día explica como la poesía se integro a sus quehaceres diarios, escribir los versos era algo que necesitaba hacer inevitablemente, era además su forma de desahogarse, de expresarse, de plasmar las ideas, los sentimientos y los pensamientos que cruzaban por su cabeza.
Poco a poco fue acumulando gran cantidad de poemas, escritos en cualquier parte, ya que comprar un cuaderno o una cuartilla lo consideraba un lujo que no podía darse, así comenzó a utilizar cualquier tipo de material disponible desde el papel de estraza de una bolsa en la que había hecho las compras, hasta una servilleta, cualquier lugar era oportuno para dejar escapar su talento y drenar a través del escrito las circunstancias y las emociones que rodeaban su vida.
Ya en el ocaso de su existencia, con la partida de su marido, sus hijos crecidos y completamente independientes, María se vio de pronto a solas con sus poemas. Motivada por sus hijos decidió aprender a manejar el ordenador y para su agrado descubrió que era la herramienta ideal para transcribir sus poemas. Fue entonces cuando surgió la oportunidad de publicarlos, el primero de ellos “Estampas del camino” publicado en el año 2010 de la mano de la editorial “Aebius”; recoge muchas de sus vivencias, la escritora cuenta al lector una reseña de su vida, sus motivos, sus pasiones y su relación incansable con la poesía, en uno de sus primeros versos expresa:
“Con mis penas y alegrías
sigo viviendo, amor mío,
al calor de los destellos
que tú siempre me ofrecías.
Y aquí, en las noches oscuras
que no tengo tu calor,
me sumo en copiosa oración
y me elevo a las alturas
esperando oír tu voz
o una piadosa visión
en mis sueños de ilusión”.
Siendo precisamente eso lo que ha hecho María de prado, seguir viviendo, pero no cualquier vida, sino una vida inspiradora, llena de motivaciones y viendo en todo momento los matices y colores de la vida que busca plasmar en su obra. A este primer poemario le han seguido “Sentimientos rimados” (2011), “El río de la vida” (2013), “Los días azules” (2014), y “El otoño de la vida” (2016); y actualmente trabaja en sus memorias y en una novela inédita escrita años atrás que probablemente se atreva a publicar muy pronto. Su temática es muy diversa, considera que su estilo es libre, puede escribir casi de cualquier cosa pero destacan los poemas dedicados a la religión, a Dios, el amor y la familia. Su obra resulta interesante e intensa, pero al mismo tiempo sencilla y cercana, propicia para disfrutar y compartir en una tarde de lectura.
Recientemente ha sido reconocida con el “Premio Vida Activa”, otorgado por la Obra Social La Caixa a personas mayores de 60 años que realizan una labor destacada. Ciertamente el ejemplo de esta poetisa nonagenaria resulta sumamente motivador, ella es una muestra viviente de que nunca se deben abandonar los sueños ya que siempre es posible alcanzarlos. Como quien siente la gratificación de haber acabado la tarea encomendada María expresa en uno de sus libros:
“Hoy, en mi ancianidad, con mi deber cumplido, me recreo en hacer agradables las lentas horas de mi vejez, transformando mis sentimientos y vivencias en relatos y poesías”
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