El pilates es un ejercicio que ha adquirido una gran popularidad en los últimos años, pues puede ser practicado por personas de todas las edades y, además, tiene notables beneficios para la flexibilidad y la relajación, sin requerir conocimientos previos para practicarlo. Pero si hay un aspecto positivo esencial de esta actividad es, sin duda, su capacidad para reducir el dolor de espalda. De hecho, se le considera, junto con la natación, la disciplina más eficaz para cuidarla, ya que permite fortalecerla incluso aunque esté lesionada. Los beneficios del pilates para esta parte del cuerpo son diversos, y aquí te los presentamos todos:
En primer lugar, el pilates ayuda a trabajar el tono muscular, lo que permite fortalecer la musculatura que sostiene la columna vertebral. Trabaja sus principales músculos y les proporciona mayor fuerza y soporte, lo que redunda en una mayor estabilidad y equilibrio general del cuerpo. Sus ejercicios fortalecen los músculos debilitados y estiran los que están tensos, contribuyendo por tanto a reducir las tensiones cotidianas: te olvidarás de todo mientras lo practicas. Se centra fundamentalmente en los músculos del tronco, para aumentar su fortaleza y lograr que trabajen conjuntamente a fin de estabilizar la columna.
Ayuda a corregir la postura, que a menudo se ve perjudicada por trabajos sedentarios o falta de actividad física, provocando como consecuencia dolores de cervicales. El pilates es un ejercicio en el que podemos a empezar a notar con relativa rapidez los beneficios para nuestra espalda: a partir de las diez sesiones puedes empezar a notar la diferencia y podremos ir corrigiendo por nosotras mismas la postura de nuestra espalda, que poco a poco se va fortaleciendo. Trabaja lo que se denomina “alineación”, con el fin de colocar las partes de nuestro cuerpo de manera armoniosa y evitar tensiones en la columna. El pilates intenta que el movimiento fluya a través del cuerpo de manera natural, creando fuerza interior para que este se apoye en las curvas naturales de la columna, sin poner sobre ella esfuerzos innecesarios.
Promueve la flexibilidad de la columna trabajando la articulación de todas sus vértebras hacia delante, hacia atrás, en los lados y en los giros, logrando finalmente incrementar su potencial de movimiento. La flexibilidad, además, se puede ir trabajando de acuerdo con nuestro propio ritmo.
Además, el pilates tiene una función preventiva, puesto que ayuda a trabajar el control del cuerpo, evitando movimientos bruscos y rígidos, y en este sentido resulta muy eficaz para prevenir lesiones. Dado que practicándolo somos cada vez más conscientes de nuestro propio cuerpo, nos hará fijarnos en aquellos movimientos que pueden dañarlo y nos permitirá potenciar las posturas que resultan más beneficiosas.
En suma, lo que hace al pilates tan eficaz contra el dolor de espalda de la mujer adulta es su capacidad para abordar los desequilibrios estructurales que conducen a dicho dolor, y que pueden tener su origen en la falta de soporte central, la inestabilidad pélvica o los desequilibrios musculares.
Dada su creciente popularidad entre los adultos, cada vez son más los gimnasios y estudios de pilates que ofrecen clases específicas en función del grupo de edad. No obstante, si no existe una clase adecuada para la tuya, puedes empezar por las clases de principiantes, que no requieren un esfuerzo excesivo y que te permiten ir comenzando poco a poco. La mayor parte de esas clases serán lo suficientemente pequeñas como para permitir una atención más o menos personalizada, que asegurará todavía mejores resultados, ya que cuanto más se puedan adaptar los ejercicios a las necesidades de cada usuaria, mayores serán sus beneficios para la espalda, evitando excesos de esfuerzo o estiramientos, así como caídas. En todo caso, puesto que se trata de una actividad en la que la mayor parte de las posiciones se realizan con el cuerpo acostado o sentado, este es un riesgo bastante bajo, por lo que puedes practicar pilates sin ningún tipo de temor.
