Simone de Beauvoir, reconocida escritora, filosofa e intelectual, nacida en Paris el 9 de enero de 1908. Sus trabajos acerca del papel de la mujer en la sociedad y sus controversiales ideas acerca de la diferencia de género sirvieron de impulso a los movimientos feministas que han logrado muchas de las reivindicaciones que hoy en día disfrutan las mujeres en todo el mundo.

Primeros años de Simone de Beauvoir

Nacida en el seno de una familia tradicionalista de la burguesía católica, desde muy joven Simone se mostró rebelde e inconforme con las limitaciones que por su condición de mujer se le imponía socialmente. Al mismo tiempo, siempre se destacó por su notable superioridad intelectual e inteligencia. En 1927 logró licenciarse en filosofía con apenas veintiún años y comenzó a trabajar como profesora en esa área. Su relación primero de amistad y luego sentimental, con Jean-Paul Sartre, influenció notablemente sus ideas acerca del rol de la mujer y la convivencia en pareja. Sartre fue su compañero indiscutible y estuvo con él hasta el día de su muerte. Sin embargo, Se dice que mantuvo relaciones amorosas paralelas con otros hombres, entre ellos el escritor norteamericano Nelson Algren, al menos así lo evidencian las numerosas cartas que dan testimonio del idilio.

Para 1945, Simone fue fundadora en compañía de otros intelectuales como: Sartre, Camus, y Merleau-Ponty de la revista “Tiempos Modernos”, la cual se constituyó en un importante medio para la exposición de sus ideas de izquierda, su notoria tendencia progresista y feminista, que sirvieron de fundamento para criticar duramente a la derecha francesa de la época.

Obras más importantes de Simone de Beauvoir

Entre sus obras más destacadas se encuentran: La Invitada (1943), donde aborda temas como la existencia individual y la libertad; La Sangre de los Otros (1944); Los mandarines (1954), donde trata los temas del feminismo y el existencialismo, así como la confrontación ideológica de la post guerra, por esta novela se le otorgó el premio Goncourt. También escribió obras autobiográficas como: Memorias de una joven formal (1958) y Final de Cuentas (1972). Entre sus ensayos, uno de los más comentados será El Segundo Sexo (1949), donde cuestiona la inferioridad de la mujer y la superioridad impuesta culturalmente por parte de los hombres, este libro se convirtió rápidamente en un referente teórico de los grupos feministas debido a que expone ideas controversiales que aun hoy en día se debaten acaloradamente.

A partir del revuelo intelectual y moral producido por la publicación de El segundo sexo, la escritora se animó a liderar la liga de los Derechos de la Mujer, desde donde se propuso denunciar abiertamente los casos de discriminación y levantarse en contra de toda acción de menosprecio, subordinación e imposiciones a las féminas por causa de su género. En esta área la actividad de Simone fue intensa y apasionada se enfocó en exponer los maltrato sufridos por las mujeres y reclamar la legalización del aborto, lo cual se logró en Francia por el trabajo realizado junto a Gisèle Halimi y Elisabeth Badinter.

Últimos años de Simone de Beauvoir

Entre sus últimos años de vida sobresalen escritos como: La Vejez (1970) y la Ceremonia del adiós (1981), ambos con una tendencia más reflexiva y biográfica, dado que la segunda expone aspectos de su relación con Jean-Paul Sartre. La escritora fallece a la edad de 77 años el 14 de abril de 1985 en Paris.

El legado de la vida de Simone de Beauvoir es para muchos un digno ejemplo del derecho de toda persona a rebelarse en contra de aquello que se considera injusto o poco digno; un llamado a no someterse calladamente a las imposiciones sociales que nos colocan en desventaja o permiten la superioridad de algunos. Hasta el día de hoy su obra es motivo de debate e inspiración y ha logrado inspirar muchas de las acciones que se emprender en favor de las mujeres.

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En el caso del “Guernica” se trata de obra creada con toda la intención del artista de levantar su voz de protesta frente a lo que considera una atrocidad. El mural es una respuesta ante el cobarde bombardeo sufrido por la población de Guernica el 26 de abril de 1937, por parte de la legión alemana “Cóndor” enviada por Adolfo Hitler en apoyo a los objetivos de su amigo el general Francisco Franco.

El espeluznante ataque y sus consecuencias sirvieron de inspiración para Pablo Picasso para utilizar sus habilidades y su particular forma de expresarse a través de la pintura y llamar la atención de cualquier persona, por muy tranquila que esté en  su sofá, acerca del inhumano ataque, con la fuerza.

Las imágenes mostradas en la obra evocan la angustia y el horror sufridos por los pobladores de la ciudad vasca ante un inescrupuloso bombardeo dirigido a su indefensa población civil. Son muchas las interpretaciones que se han realizado acerca de los símbolos y figuras contenidos en la pintura: el toro, para algunos como representación de la oscuridad y la barbarie, se muestra altivo, orgulloso, creyéndose el vencedor. El caballo, se observa relinchante como lanzando un grito de dolor, ha sido interpretado como los pueblos víctimas de las guerras y los conflictos armados, en este caso España atravesando por una cruenta guerra civil. La mujer con el niño muerto, alza su rostro al cielo como quien grita de dolor sosteniendo el cadáver de su hijo en brazos, sin encontrar una explicación o una causa que justifique la razón de la matanza.

El guerrero destrozado, yace tirado en el suelo a los pies del caballo, asemeja a un soldado caído, lleva en una de sus manos una lanza y una flor, para los críticos en representación de la defensa y la esperanza ante la brutalidad. La mujer arrodillada, aparece en la escena casi arrastrándose, parece herida de muerte en medio del caos y la confusión, para alguno representa el gobierno de la II República española. La mujer de la lámpara, se muestra sorprendida al contemplar la matanza, la luz en su mano ilumina aun más el escenario, no tiene excusas para no percatarse de lo que sucede, para muchos representa a la comunidad internacional o un ángel que condena lo sucedido. La mujer de la casa en llamas, trata de escapar del fuego que consume su casa, alza los brazos al cielo como suplicando ayuda o clamando a los aviones que detengan el bombardeo.

En fin, toda una serie de elementos que configuran una escena dantesca como evidencia del dolor, la muerte y el exterminio que los conflictos bélicos generan para las naciones. Picasso, no quiso nunca dar una explicación certera acerca de lo que representa cada figura en el cuadro, prefirió dejar a la interpretación del observador cada una de las siluetas que integran la escena; sin embargo, lo que si quedo muy claro fue el rotundo mensaje de protesta y el llamado internacional hacia las actuaciones bélicas de hombres y gobiernos que por asirse del poder o para dar muestra de su superioridad armamentística provocan enfrentamiento tras enfrentamiento, dejando a su paso una estela de muerte y miseria.

Hoy más que nunca el mensaje transmitido en el cuadro está vigente, conocida es la anécdota acerca del tapiz del Guernica localizado en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas  y que fue cubierto con un manto azul para servir como fondo neutro ante las inminentes declaraciones que anunciaban la decisión de los Estados Unidos de atacar a Irak. Una vez más el arte incomoda las decisiones políticas, podría decirse que Picasso cumplió su propósito con esta obra, hoy sigue siendo un llamado de atención, una voz que se levanta en medio del silencio. Probablemente esta sea la tarea más sublime de todo artista, pintores, escultores, escritores, intelectuales y otros; suelen ser quienes se atreven a expresarse cuando todos los demás guardan silencio.

Durante este año se conmemora el 80 aniversario del mural y para celebrarlo tres importantes museos españoles preparan exposiciones especiales en homenaje a Pablo Picasso y a esta emblemática obra, estos son: El Museo Reina Sofía, el Thyssen-Bornemisza y el Picasso de Barcelona.

Para el Museo Reina Sofía la celebración será doble, pues también conmemora 25 años de la llegada de la obra a sus espacios, donde forma parte de la colección permanente. En virtud de ello, presentarán la exposición: «Piedad y terror en Picasso: el camino a Guernica«, la cual podrá apreciarse a partir del 04 de abril, y pretende mostrar mediante la exhibición de unas 150 obras la evolución artística de Picasso utilizando el Guernica como referencia central.

Por su parte el Museo Picasso de Barcelona, presentará desde el 17 de marzo una muestra de grabados, pinturas, esculturas y dibujos del artista bajo el nombre de “Retratos”, exhibición que ya se ha presentado en el National Portrait Gallery de Londres.

Asimismo, el Museo Thyssen de Madrid, ofrecerá la exposición “Picasso / Lautrec” desde el 17 de octubre de 2017 hasta el 21 de enero de 2018, como una forma de evidenciar la relación de las primeras obras de Picasso con la del autor francés Henri de Toulouse-Lautrec. Con una temática plagada de ambientes nocturnos, cafés-concierto,  suburbios urbanos, y demás propios de la vida parisina.

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Los escritores que poseen esa habilidad para generar historias que impactan más allá del tiempo y el espacio en el que surgen, son considerados genios, prodigios que aparecen en ciertos momentos de la historia para iluminar con la antorcha literaria el camino de los pueblos y dejar un vestigio imborrable de cada episodio vivido.

Son muchos los autores que permanecen en el tiempo a través de su obra, entre ellos se destaca el escritor español Camilo José Cela, quien ha logrado trascender a través de su obra dejando un legado que enriquece ante los ojos del mundo el aporte que la literatura española ha hecho al mundo de las letras. Nacido el 11 de mayo de 1916 en la población de Iria Flavia, Provincia de la Coruña, descubrió desde muy joven su atracción por la literatura, en algún momento expresó: “yo escribía antes de aprender a escribir”, aludiendo un recuerdo infantil según el cual experimentaba una especie de trances en los que solía dictar versos para que otra persona los apuntara.

Un episodio personal relata que poco antes de culminar su bachillerato Camilo cayó enfermo de tuberculosis por lo que debió permanecer internado en el hospital por aproximadamente un año, tiempo que dedico especialmente a la lectura, una vivencia que influyó notablemente para que se afianzara mucho más su pasión por la literatura.

Aunque sus padres trataron de incentivarlo hacia profesiones más pragmáticas como la medicina y el derecho, su verdadera vocación hacia las letras no tardo en manifestarse arrastrándole a producir prontamente sus primeras publicaciones. Ingreso en 1934 a la Faculta de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, pero su innegable atracción por las letras le motiva a asistir como oyente a la Facultad de Filosofía y Letras, en donde se relaciona con el poeta Pedro Salinas y otras figuras literarias del momento, que terminan por convencerle definitivamente de dedicarse enteramente a ser escritor.

La buena receptividad hacia sus primeros escritos, entre ellos “Pisando la dudosa luz del día” (1936), le motiva a entregarse a la producción literaria, el éxito más rotundo llega con la publicación de su novela “La familia de Pascual Duarte” (1942), con una temática controversial que impulsa la fama del escritor dándole a conocer como autor de relevancia.

En un principio la novela fue duramente criticada debido a su ambiente violento, de hecho su segunda edición fue prohibida por considerarse contraria a las buenas costumbres según los lineamientos de la censura propios del régimen franquista. Cela aunque había militado en algún momento de su juventud en el bando franquista, se distancia más delante de este gobierno autoritario y llega a ser duramente perseguido por los contenidos de sus publicaciones. Sin embargo, ninguna circunstancia le amedrenta y Cela asume su labor con una gran responsabilidad histórica, convencido de que la principal función de la literatura es precisamente ser un canal para el reflejo de las circunstancias y particularidades que le corresponde a cada época.

Esta perspectiva se evidencia cuando expresa: “La más noble función de un escritor es dar testimonio, como acta notarial y como fiel cronista, del tiempo que le ha tocado vivir”, palabras que comenta en alusión a su obra como reflejo coherente de un contexto social muy duro que vivía la sociedad española para ese momento que corresponde a los años finales del franquismo y la transición hacia la democracia.

Su facilidad narrativa y la impecable capacidad descriptiva para ambientar su obra en diferentes escenarios y tiempos se expone a lo largo de todas sus publicaciones. Así otro de sus grandes éxitos “La Colmena” (1951) relata la vida madrileña en los años siguientes a la Guerra Civil Española, fue también censurada por las autoridades y de hecho se prohibió su edición en España, por lo cual se realizó desde Buenos Aires.

Además de la novela Cela aborda el cuento, el relato, la poesía y los libros de viajes; exhibiendo en cada uno de ellos una retórica florida que combina el lenguaje formal o erudito con el coloquial o popular. El autor asume la labor del escritor como una manera de plasmar en el texto el hablar de la gente, al final afirma “el lenguaje no surge de los intelectuales” es el pueblo, las personas en general quienes definen el uso del lenguaje y los escritores no hacen más que evidenciar ese uso en sus creaciones.

De esta forma Cela es al mismo tiempo un maestro y un cronista, su obra nutre, documenta y enriquece culturalmente a quien la lee, pero al mismo tiempo llega con facilidad, muestra una realidad con la que el lector se conecta y puede constatar en su entorno o en los testimonios de la historia.

Su gran legado, su mayor herencia literaria es precisamente el amor mostrado hacia la lengua castellana, su labor investigadora, la pasión con la que asumió la defensa y la difusión del lenguaje como herramienta cultural que influye en la gente, pero al mismo tiempo es utilizado en un proceso de catarsis que permite dejar evidencia permanente de una realidad social.

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Desde temprana edad dio muestra de su avidez para la producción literaria, de hecho decide escribir su primera novela cuando apenas contaba con trece años, la misma llevaría por título “La torre de la Boatella” y la culmina dos años después, en 1882. Asimismo, era notoria su habilidad para la investigación y el estudio; esto le facilitó cursar la carrera de derecho en la Universidad de Valencia y licenciarse en 1888. 

Se interesa precozmente por la vida política de su ciudad natal, incorporándose rápidamente a los movimientos republicanos promovidos en la época. Por su facilidad para la oratoria y su capacidad de llegar a la gente es reconocido como uno de los líderes políticos de mayor convocatoria; usa su palabra y su pluma para enfrentarse a las situaciones de injusticia que se vivían en ese entonces. Comienza a escribir artículos periodísticos de protesta, donde combina notablemente la comedia, el drama y la pedagogía logrando transmitir con habilidad su mensaje al lector.

Se dedica de lleno al contacto con la gente, recorre los barrios populares, conoce los problemas sociales e identifica rápidamente el analfabetismo, que rondaba el 70% de la población; las pocas posibilidades de estudio para las personas y las precarias condiciones sociales como los principales aspectos a abordar. De esta manera para 1898 ya es un personaje reconocido de la vida política y es elegido diputado por primera vez en Madrid.

Paralelamente a su actividad política escribe mucha de sus conocidas novelas, entre ellas: Arroz y tartana (1894); Flor de Mayo (1895); La barraca (1898); Cañas y barro (1902); entre otras. Al mismo tiempo que funda su propio periódico, el diario El Pueblo, el cual jugaría un papel fundamental como instrumento de comunicación y movilización de las masas. Más tarde, en su empeño y preocupación por la difusión de las grandes obras literarias como una forma de instruir y transformar la mentalidad de los lectores, promueve para 1917 la fundación de la editorial Prometeo, en compañía de su amigo Francisco Sempera, a través de la cual se logra publicar reconocidas obras a precios más accesibles.

Para 1903, haciendo uso de su función como parlamentario propone la creación de la primera Universidad Popular de España, la cual funcionaria en su natal Valencia, el proyecto contemplaba ofrecer una alternativa educativa para los obreros, por lo que debía ser libre y gratuita, con conferencias sobre diversos temas abiertas al público, y fundamentada en principios como el laicismo, la libertad de pensamiento, la inclusión y la solidaridad. El catedrático Gumersindo de Azcárate, sería su primer rector.

Respecto a la producción literaria de Blasco Ibáñez, se contabilizan más de 200 novelas que reflejan diferentes categorías y temáticas, así se pueden reconocer las novelas de ambiente levantino como Entre naranjas (1907) y Sónnica la cortesana (1901) que evidencian la influencia del ambiente y los personajes valencianos. Las novelas ideológicas, como La araña negra (1898), La catedral (1903), La horda (1905), y otras, que muestran su faceta como luchador social y político. También están las denominadas novelas psicológicas, entre las que se encuentran, La maja desnuda (1906), Los muertos mandan (1908) y Luna Benamor (1909); donde se expresan interesantes conflictos de la realidad humana. Finalmente están las novelas de la guerra y las novelas históricas; como Mare Nostrum (1918) y Los enemigos de la mujer (1919). El paje del mar (1927), En busca del gran Khan (1928) y El caballero de la Virgen (1929).

Pero indiscutiblemente las obras que lo lanzan a la fama mundial serian Sangre y Arena (1908), y Los cuatro jinetes del apocalipsis (1914), las cuales generaron tanta aceptación y polémica que fueron llevadas al cine desde Hollywood en adaptaciones protagonizadas con gran éxito por el actor Rodolfo Valentino.
Blasco Ibáñez se casó en 1891 con pariente lejana María Blasco, con quien tuvo cuatro hijos. Su esposa murió en 1925 y posteriormente el escritor contrajo segundas nupcias con la chilena Elena Ortuzar. En sus últimos años se dedica completamente a la escritura y reside en su casa Fontana Rosa, ubicada en Mentón, Francia, en compañía de su segunda esposa. Muere allí el 28 de enero de 1928, justo un día antes de su cumpleaños 61, por una complicación de neumonía.

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Arriba a Segovia el 26 de noviembre de 1919 para unirse a un grupo de intelectuales animados con la idea de participar en un proyecto educativo especialmente pensado para las clases sociales tradicionalmente excluidas de las actividades académicas en la universidad clásica. Entre los futuros estudiantes se encontraban campesinos, obreros, artesanos y muchos otros oficios que representaban el gran reto para los profesores que debían asumir la proeza de idear una universidad que propiciara la adquisición de nuevos conocimientos para estos hombres y mujeres, al tiempo que fortalecería las habilidades y experiencias que poseían en relación con sus actividades productivas habituales.

Para el momento de su llegada a Segovia, Machado era ya un poeta ampliamente conocido y admirado por su obra y por su desempeño como ilustre hombre de letras; por tanto, seria recibido con los honores y reconocimientos propios de su envergadura. El poeta se integró rápidamente al grupo de profesores, muchos de ellos conocidos por haber compartido con él como estudiantes en el Instituto de Libre Enseñanza de Madrid. Eran menos de una docena de hombres llenos de conocimientos y ávidos por compartirlos; la plantilla inicial de profesores estaba conformada por Gabino Fernández Quintana, quien asumiría la cátedra de Geografía; Andrés león Maroto, profesor de Física y Química; Mariano Quintanilla Romero, hombre de letras que impartiría francés y castellano; José Rodao, poeta y autor de diversas obras de fábula y teatro; Francisco Romero Carrasco y Francisco Ruvira Jiménez, en el área de matemáticas; Florentino Soria González, profesor de Dibujo; José Tudela, archivero y bibliotecario; Agustín moreno Rodríguez, para las enseñanzas de historia natural. A ellos se incorporaría Antonio Machado para ocupar la clase de francés.

El ambiente que se vivía en la Segovia de entonces correspondía, como en muchas otras ciudades de España, a un contexto de difícil situación económica y social donde la miseria rondaba tras los embates sufridos por un conflicto bélico mundial que trastocó la bonanza financiera de muchos países. Desde el punto de vista educativo, Segovia no podía considerarse en una situación de gravedad dado que sus niveles de analfabetismo y escolaridad se encontraban entre los menos preocupantes del país; sin embargo, no dejaban de ser un importante aspecto a abordar. La población se ocupaba principalmente en trabajos industriales, actividades agrícolas y artesanales.

En ese contexto, el reto de Machado y sus compañeros era el de impulsar desde la Universidad Popular la difusión de la cultura general, los conocimientos científicos, la promoción de la lectura y la enseñanza de las artes; esto sin perder de vista el tratamiento de los temas cotidianos propios de las labores de los estudiantes y su entorno social. Aunque Machado confiesa no poseer grandes dotes de maestro, asume su labor con responsabilidad y su pasión por las letras rápidamente logra contagiar a muchos de sus estudiantes, haciendo de su clase de francés una de las más concurridas.

Además de las clases ordinarias, la universidad promueve varios cursillos especiales que buscan abordar temas puntuales de interés para los estudiantes, Machado participa animadamente en la impartición de clases nocturnas gratuitas para la clase obrera. Entre los temas de los cursos se encontraban: “Geografía Económica de España”, “Higienes del hogar”, “Química Popular”, “Lectura escritura y redacción de documentos usuales”, “Operaciones matemáticas fundamentales”, “elementales de geometría”, “Francés”, Cursillo de construcción, “Enseñanzas agrícolas y pequeños problemas del campo”, entre otros.

Desde la Universidad Popular se promovieron también actividades extras curriculares como conferencias doctrinales, tertulias, veladas literarias, conciertos de música clásica, visita a monumentos, fábricas e instituciones de producción y agricultura; trabajos prácticos; publicación de trabajos científicos; así como la fundación de una biblioteca circulante para la cual los mismos profesores donaron muchos de sus libros, entre ellos Machado quien aportó unos cien libros de su colección particular de obras propias y de otros autores reconocidos.

La participación activa de Machado en estas actividades es notoria, de hecho en 1922 consigue que Miguel de Unamuno imparta una conferencia acerca de un problema de actualidad: “Hay que saber leer”, en la cual aborda la necesidad de la lectura como elemento educativo fundamental, el intelectual comparte con Machado su preocupación acerca de este tema.

Durante su estancia en Segovia Antonio Machado se mantiene en contacto con los acontecimientos nacionales, viaja constantemente a Madrid donde participa de la vida intelectual, cultural y política del país. En medio de esos avatares y dada la difícil situación que se desencadena con la dictadura de Primo de Rivera, Machado se aleja paulatinamente de las actividades de la Universidad Popular de Segovia, aunque continua cumpliendo algunas responsabilidades a distancia. En 1932 asume la cátedra de francés en el Instituto Calderón de la Barca de Madrid, lo que lo lleva a abandonar Segovia.

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Especialmente en Europa, los museos, además de ser objeto de numerosas visitas por parte de los turistas, contienen en sus espacios obras de arte de inigualable valor que dan testimonio de la extensa y diversa riqueza cultural existente en el mundo. Lamentablemente, no todas las personas tienen la posibilidad de visitar estos museos y observar in situ la belleza de las diferentes creaciones resguardadas en ellos. Esta limitante ha logrado superarse parcialmente gracias a los avances de la tecnología, con la creación de los llamados “Museos Digitales” o “Museos Virtuales”, estos son espacios interactivos diseñados para poder apreciar mediante el uso de un software las diferentes secciones y contenidos de los museos existentes en la vida real.

De esta forma, con la simple utilización de un computador o un teléfono inteligente con conexión a internet una persona o grupo pueden realizar un paseo virtual por las instalaciones de ciertos museos y obtener información detallada de las obras que allí se encuentran. Algunos de los museos reconocidos que ya se han animado a disponer sus espacios para el diseño de recorridos virtuales son: Los Museos Vaticanos, el Museo Británico, el Museo de Louvre, el Museo Hermitage, Museo Nacional del Prado, la Casa Museo de Cervantes, entre otros. Evidentemente, la experiencia virtual no se compara con la sensación de estar en cuerpo presente en los referidos museos y disfrutar de las sensaciones y emociones que algunas impresionantes obras de arte logran generar en las personas. Sin embargo, los museos digitales pueden ser un primer paso que anime a quienes los usan a una posterior visita al lugar, y representan una valiosa opción para el disfrute de quienes por el momento no tienen las posibilidades de visitar estos museos.

Afortunadamente, el uso de la tecnología ha permitido lograr paseos virtuales realmente impactantes, que mediante aplicaciones multimedia con imágenes en 3D, videos, representaciones digitales y demás trasladan a los visitantes a un recorrido virtual muy cercano a lo vivencial. Asimismo, dado el valor educativo que conlleva el uso de estas iniciativa para motivar a niños y jóvenes al conocimiento de la cultura mundial, ya se han iniciado importantes proyectos digitales que están disponibles a todo público, entre ellos: “Europeanea” que utilizando atractivas páginas web y aplicaciones para teléfonos busca captar la atención de los jóvenes. Igualmente, el portal vizerra.com que pone a disposición de sus visitantes imágenes en 3D de diferentes lugares no solo museos, sino monasterios, templos, plazas y otros. Además de esto, muchos museos han puesto a disposición de sus visitantes novedosas aplicaciones que sirven de guía virtual mientras la persona realizan el paseo por cuenta propia en sus instalaciones, generalmente, el visitante descarga la aplicación en su teléfono inteligente y ésta le va dirigiendo proveyéndole información detallada de las muestras artísticas que ahí se encuentran.

Todas estas novedades parecen ser apenas el comienzo de lo que vislumbra como el uso inminente de la tecnología en favor del arte, la cultura, la educación; permitiendo acortar las distancia, superar las limitaciones de tiempo, espacio y dinero que impide a muchas personas cultivarse culturalmente y ampliar sus conocimientos acerca de las diferentes épocas de la historia de la humanidad.

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La Universidad Popular ha sufrido una gran evolución desde su reaparición en la democracia. Eso a supuesto nuevos retos adaptados a los tiempos, adaptación que casi siempre tiene un elemento común, la comunicación.

En diferentes momentos de la historia la humanidad ha logrado desarrollar diversas formas de comunicarse, recibir y transmitir información de manera personal o masiva. Los llamados medios de comunicación han experimentado una evolución constante

que los ha llevado desde técnicas tan antiguas como las señales de humo, los grabados en piedra y los escritos en papiro hasta las innovadoras y recientes tecnologías de la información y comunicación (TIC). Desde siempre la comunicación ha estado estrechamente ligada a la educación, el arte de enseñar, producir y compartir conocimientos ha encontrado grandes aliados en las diferentes herramientas comunicativas existentes. No en vano, uno de los principales usos que se le dio a la imprenta como importante y transformador invento fue precisamente la reproducción de textos dirigidos a llevar conocimiento a muchas personas.

Aunque el binomio Educación-Comunicación siempre ha estado vigente de una u otra forma, es hasta los años setenta cuando ambas disciplinas comienzan a ser consideradas por diferentes organizaciones y personajes internacionales como una modalidad educativa que surge con el nombre de “Educomunicación” y que se basa fundamentalmente en el uso y aprovechamiento de los medios informativos con fines educativos, reconociendo con esto el poder de los mismos para influir y generar importantes cambios en la sociedad.

Por mucho tiempo algunos medios de comunicación audiovisuales como la televisión, el cine y más recientemente las computadoras han sido vistos por el ámbito educativo como elementos deformadores y perturbadores de la cultura y la formación que el sistema educativo pretende propiciar en los niños, niñas y adolescentes de cada nación. Evidentemente, es innegable el poder que ejercen estos medios en cuanto a la transmisión de valores o antivalores que desencadenan un cambio en cuanto al pensar, hablar y actuar de quienes son receptores de los contenidos expuestos a través de ellos.

Sin embargo, bajo la propuesta de la Educomunicación el papel de los medios informativos cambia radicalmente, así como se replantea la participación de la población en torno a estos elementos comunicacionales. Fueron muchos los estudiosos y pedagogos que comenzaron a desarrollar diferentes investigaciones y propuestas con esta nueva perspectiva. Personajes como Mario Kaplún, Paulo Freire, Celestine Feinet, entre otros, comenzaron a plantear un papel diferente para los medios en relación con la educación. En general, partiendo de la concepción de todo sujeto inmerso en un proceso educativo como un ser participante, creador, inteligente y activo que no se limita exclusivamente a recibir contenidos informativos o educativos, sino que es capaz de producir sus propias ideas, plantearlas y difundirlas.

De esta manera el rol de los medios de comunicación y el poder que de ellos se genera se ve obligado por la misma presión social a cambiar su postura lineal o unidireccional hacia formas más dinámicas y democráticas de tratar la información. Dándole cabida a la llamada opinión pública que a través del debate y la apropiación de los medios por parte de las masas populares pueden poner en discusión diferentes temas de interés colectivo.

En ese sentido, los medios de comunicación se convierten en parte del proceso educativo, se constituyen en herramientas válidas y útiles para fortalecer no solo el conocimiento de un determinado tema, sino que además son motores que impulsan la participación, la cooperación colectiva, la interrelación, el intercambio y el enriquecimiento mutuo entre los actores sociales que participan en el hacho comunicacional.

Hoy en día, más que en ningún otro momento histórico, la Educomunicación está planteada como una realidad que se está desarrollando de manera continua y progresiva con la disponibilidad de las innovaciones tecnológicas existentes en el mundo entero, y la habilidad que están demostrando los educadores en cuanto a la inclusión de estos medios como parte de su dinámica educativa diaria, entendiéndolos como una posibilidad de abrir espacios transformadores y generadores de nuevos conocimientos.

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En España, la primera universidad popular surge de la mano de Vicente Blasco Ibáñez, quien la fundo en Valencia en 1903, quienes participaron en su promoción fueron principalmente intelectuales, profesores y estudiantes de ideología liberal pertenecientes a la pequeña y mediana burguesía, inspirados por sus ideas krauso-institucionista como un medio para lograr la paz social. Sin embargo, las universidades estaban dirigidas a la pluralidad ideológica e intentaban dar cabida al mayor número de participantes con un ánimo de inclusión y solidaridad humana. Esta iniciativa tuvo poca difusión lográndose solo cerca de siete universidades de este estilo que prevalecieron por pocos años.

Posteriormente, el franquismo impuso la desaparición absoluta de este tipo de iniciativas, que volvieron a resurgir solo después de este periodo histórico. Ya para 1982 a raíz de la fundación de la Federación española de Universidades Populares, existían unas 23 universidades adscritas a la misma, las cuales fueron elevando su número paulatinamente para llegar a unas 228 en el año 2009 y actualmente alcanzar cerca de las 400 universidades de este estilo.

La visión de la universidad popular en la actualidad está dirigida a promover la participación social de los diferentes sectores de la población, especialmente aquellos que han permanecido excluidos de este nivel del sistema educativo. Con esto, se busca brindarles a los ciudadanos la oportunidad de obtener herramientas personales e intelectuales que les permitan interactuar en la trasformación positiva de su entorno social, a través de un modelo educativo que contempla la formación integral del individuo, que va desde lo personal a los comunitario, con una visión global de los acontecimientos mundiales y su incidencia en el desarrollo local.

El aspecto comunitario pasa a jugar un rol fundamental en este modelo universitario, ya que se pretende involucrar a los estudiantes con las problemáticas existentes; incluyendo la comunidad en los Cursos de la Universidad Popular, talleres, investigaciones y demás actividades desarrolladas desde el ámbito universitario. Para ello, estas universidades han definido en muchos casos, sus propias metodologías enfocadas a incentivar la participación activa de carácter grupal y socializadora basadas principalmente en la valoración de la experiencia comunitaria. Esto, en coherencia con los principios de desarrollo sostenible, pretendiendo aprovechar los recursos disponibles en lo local sin comprometer su existencia para las futuras generaciones.

Es además, una universidad popular comprometida con la difusión de las nuevas tecnologías y su aplicación en las esferas sociales más desposeídas, bajo una perspectiva de que la apropiación de estas herramientas por parte de tales grupos implica la automatización de procesos rudimentarios, la facilidad en el manejo y difusión de las información, así como el acceso a nuevas fuentes de conocimientos alternativos capaces de transformar el pensamiento y producir ideas innovadoras para el desarrollo.

La universidad popular se encuentra, además, en interacción constante con los aspectos culturales, promoviendo su valoración, difusión y creando espacios para el intercambio y el disfrute de muestras de teatros, títeres, música, pintura, cuentos, entre otros, desde los cuales se reafirma la identidad, se retoman las raíces históricas y se proyectan las posibilidades de crecimiento en sintonía con los sueños y expectativas de las comunidades.

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Sin embargo, pasada la etapa de los 45 años o más, algunos se sienten cohibidos o inapropiados en un ambiente universitario. Se suele pensar que la universidad es un recinto para una edad juvenil en la que se necesita de una formación profesional para asumir posteriormente las responsabilidades de un adulto. En este sentido, es importante reflexionar acerca del significado mismo de la palabra “universidad”, su origen está relacionado con universo y universal, es decir, implica la igualdad, el equiparar los mismos derechos para todos, la participación y el aporte colectivo. De allí, que las universidades no son centros cerrados, existen por y para las personas, son espacios para crecer humana y académicamente, y por tanto, nadie debería quedar exento de la experiencia que conlleva profundizar junto a otras personas en un conocimiento que luego se puede aplicar para la vida, por el bienestar propio o el de muchas personas en el entorno.

Evidentemente, emprender el reto de una carrera universitaria no es una tarea fácil, se requieren ciertas técnicas y hábitos para el estudio y la investigación que probablemente se les dificulten a quienes han tenido mucho tiempo apartados de las aulas; sin embargo, el elemento imprescindible es la motivación personal, esa pasión interna que nos impulse a asumir cada fase de estudio con ánimo, con alegría y optimismo, conscientes de que al final cada esfuerzo y sacrificio realizado tendrá su recompensa en cuanto a la satisfacción produce el logro de una meta alcanzada por propia voluntad.

Asimismo, además de la formación académica la vida universitaria es siempre una experiencia de crecimiento humano, el roce que se produce en las relaciones de compañerismo establecidas con una diversidad de gentes con diferentes formas de pensar, caracteres, experiencias, culturas, historias y costumbres, nos dirige paulatinamente a ser personas más tolerantes, empáticas, con una mente abierta hacia esa existencia de la variedad, que nos ayuda a aceptar y respetar a quienes piensan o sienten en forma diferente a la nuestra. Esto, sin contar el ejercicio mental que suponen los retos académicos que nos llevan a indagar, leer, analizar y producir nuevas ideas acerca de nuevos temas desconocidos por nosotros.

En ese sentido, el aprendizaje en la universidad es integral, es una oportunidad no solo para obtener un título profesional, sino para renovarnos personalmente, obtener una visión más completa de nuestra realidad individual, local, regional y universal. La experiencia es transformadora, nos convierte en seres críticos, observadores, que propiciarán cambios o mejoras en el contexto; pero al mismo tiempo nos hace sensibles, abiertos y comprensivos; nos capacita para reconocer nuestras fortalezas y las de los demás, sabiendo cómo aprovechar de la mejor manera nuestros dones y talentos en pro de objetivos puntuales de cualquier índole.

Quienes han asumido a una edad adulta el estudio universitario se ven, además, sorprendidos por el impacto motivacional que logran generar en su ambiente familiar, entre sus amigos y todos aquellos que observan en ellos un claro ejemplo de vida, de constancia y perseverancia, propia solo de personas capaces de realizar grandes proezas.

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1. El libro de los abrazos: el recientemente fallecido Eduardo Galeano dejó en esta obra, presentada en forma de pequeñas historias, todo un poso de delicadeza y positividad. En minúsculos relatos de menos de una página, el escritor uruguayo supo captar la utopía con enorme delicadeza, mostrando que de las pequeñas cosas se puede extraer una gran felicidad, y que otro mundo es posible.
2. El Principito: se publicó en los años cuarenta del siglo XX, pero la obra más famosa del también aviador Antoine de Saint-Exupéry rezuma actualidad en cada uno de sus párrafos. Seguramente gracias a su visión limpia de la vida, como recién traída de la niñez, y por los valores de inocencia y curiosidad por la vida que transmite. Como su protagonista puso de manifiesto, el futuro pertenece a quien creen en sus sueños, una máxima que nunca deberíamos olvidar
3. Viaje al optimismo: Eduardo Punset es uno de los divulgadores españoles más conocidos gracias a sus programas de televisión, y el título de esta obra deja claro que transmite un mensaje de enorme positividad. Frente al fatalismo del presente, marcado por la crisis económica y la supuesta crisis de valores, el autor nos ofrece argumentos y avances científicos que demuestran que cualquier futuro siempre va a ser mejor
4. Los ángeles que llevamos dentro: Steven Pinker es uno de los psicólogos cognitivos de mayor popularidad del mundo, y libros suyos como El mundo de las palabras o Cómo funciona la mente se han convertido en bestsellers mundiales. En Los ángeles que llevamos dentro retoma la idea de Punset de que el ser humano va cada vez a mejor, desde una óptica eminentemente científico, pues no llega a sus conclusiones sin más, sino que aporta cientos de datos que demuestran que cada vez somos menos violentos, más empáticos y menos racistas. Y añade algo todavía: el mundo puede ir aun muchísimo mejor
5. Recoge la luz del sol con las manos: queremos terminar esta lista con la que es sin duda la obra de la autora más longeva de todos los escritores presentados. Se trata de la japonesa Toyo Shibata, una mujer que empezó a escribir a los 92 años, que publicó Recoge la luz del sol con las manos con 101 y que falleció en 2013 con 102 años. En el título que te recomendamos inmortaliza sus recuerdos en forma de poemas. Pero no esperes una obra sobre la vejez o la decrepitud: al contrario, se trata de un canto a la sabiduría y al disfrute, en el que Shibata escribe, entre otras muchas frases, que “la luz de la mañana te llegará sin falta”. Pues eso, positivismo absoluto en cualquier momento de la vida.

Todos ellos resultan libros asequibles para un lector medio, si bien al mismo tiempo se han buscado opciones para públicos muy diversos: los que prefieren el verso, los que tienen un perfil más científico, los apasionados de los clásicos… En todo caso, ahora que se acerca el invierno, una estación especialmente propicia para la lectura junto a una taza de café o para resguardase del frío en las noches de lluvia, todas estas recomendaciones comparten un elemento en común: además de contar historias, llenarán tu vida de algo que no sobra en estos tiempos: alegría y optimismo. 

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